viernes, 3 de octubre de 2008

Caminar


Fue en aquella noche, en esa en la que te conocí Pichu, en la que tu ataque nocturno cambió mi vida. En el momento en que deje de ser un hombre, luchando por la supervivencia. Después de luchar contigo, tuve la necesidad de andar por la noche, contemplar la luna y aullar como si fuera un lobo. Aquel día me despertastes, y ya nunca podré ser un hombre.

Mi espíritu, empezó a anhelar momentos que habia olvidado, que no me dejaba dormir, que me hacia andar por las noches, y escuchar sus sonidos, con suma atención, como el animal que acecha esperando a su presa. Tu me hicistes ese regalo, abristes mis ojos y despertastes mi verdadero espíritu.

"el aburrimiento no es sino otro nombre de la domesticación"

(Thoreau)

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